Utopía no es una isla

NUESTRA LECTURA RECOMENDADA PARA EL MES DE SEPTIEMBRE: “Utopía no es una isla: Catálogo de mundos mejores” de Layla Martínez

Arrancamos esta nueva temporada otoñal con un ensayo de Layla Martínez en torno a una idea que resuena fuertemente con nosotras. La de la necesidad y capacidad de imaginar otros futuros posibles, mejores. Futuros alejados de la visión distópica y fatalista a la que estamos acostumbradas. Futuros en positivo. Futuros que deseamos. Y es que el futuro como proyecto social, es algo que necesitamos proyectar e imaginar para poder construirlo colectivamente.

En la introducción de “Utopía no es una isla”, Martínez explica:

“La forma en que imaginamos el futuro está fuertemente condicionada por los productos culturales que consumimos. En las últimas décadas, prácticamente todas las novelas, videojuegos, cómics, series y películas ambientadas en el futuro reproducen una misma forma de verlo, que se ha convertido en hegemónica.La oleada distópica lo ha inundado todo, sin apenas excepciones. Resulta casi imposible encontrar una novela o una serie que imagine un futuro utópico o simplemente mejor que el presente.”

Y es que tal y como la autora explica, “imaginar futuros peores nos ha quitado la capacidad de pensar en un porvenir mejor.”

El derecho a imaginar algo mejor

Es por ello que desde aquí reivindicamos nuestro derecho a imaginar alternativas superadoras. La imaginación como motor de cambio y acelerador de transformaciones, necesarias y deseadas. Lo que ahora luchemos tiene un efecto en el futuro que construimos. Necesitamos recuperar esa ecuación directa. El futuro depende de las decisiones que tomemos colectivamente: es una cuestión política. Layla Martínez, escritora, politóloga y analista cultural, publica el ensayo Utopía no es una isla: Catálogo de mundos mejores (Episkaia) sobre el género de la utopía en la política y en la literatura. Una obra en la que invita a una ciencia-ficción y a un análisis político optimistas dentro del realismo para poder proyectarnos hacia un futuro que hoy nos asusta.

Con un contexto complicado como es el de la situación actual de crisis medioambiental (crisis climática) y social (aumento de las desigualdades y auge de la ultraderecha a nivel mundial), es difícil proyectar un futuro mejor por venir. La sola idea de querer cambiar el mundo parece algo inmensamente ingenuo. Incluso imáginarlo parece difícil.

Recuperando la utopía

En este ensayo, Layla Martínez recuerda que, ante otros futuros aparentemente cegados, muchos y muchas decidieron transformar el mañana. “Si solo imaginamos un futuro peor, el presente nos parecerá admisible y no lucharemos para cambiar las cosas”. El futuro está cegado, no nos espera nada mejor de lo que hay. Esa podría ser la conclusión, a juzgar por los mensajes políticos, culturales y mediáticos que nos llegan cada día. Pero ante otros futuros igualmente oscuros, muchos y muchas decidieron imaginar mundos mejores y trabajar por ellos. En Utopía no es una isla, Layla Martínez recupera proyectos utópicos pasados que nos devuelvan la capacidad de imaginar y que nos guíen para construir un futuro en el que merezca la pena vivir. Desde la obra de Tomás Moro a las sociedades piratas, desde las primeras comunas a la ciencia ficción soviética, desde el panafricanismo al ecosocialismo. Sí hay futuro, y toca construirlo ahora.

La autora

Layla Martínez (1987) es licenciada en Ciencias Políticas y actualmente realiza un máster en Sexología. Escribe en el Salto Diario, es editora en Antipersona y autora de numerosos libros. Ha escrito sobre la explotación de la mujer en Gestación Subrogada: Capitalismo, Patriarcado y Poder (Pepitas de Calabaza, 2019) y sobre el papel de la mujer en la ciencia ficción en Infiltradas (Palabristas, 2018).